No hay luz, no hay frío.
Sólo ánimo desvaído.
No queda llanto, ni dolor,
Todo ya cicatrizó.
Las nubes se echan encima
De gris inundan mi paleta,
De negro se tiñen mis pinceles,
Llenos de esperanza muerta.
Palabras tristes por naturaleza,
Lágrimas rotas por definición,
El alma, hinchada de fortaleza
De angustia inherente, el corazón.
No hablo, el calor se desmorona,
No respiro, la luz me abandona.
El yang sucumbe al yin,
El yin sucumbirá al yang.
Las heridas se fueron,
Se perdió el dolor,
Sonrío y desespero,
Porque no tengo razón.
No obstante, a pesar de todo,
Sin hogar, con destino,
Sin caricias, con atino,
Sin ti, sin mí, contigo y con todos:
Ahí está, imperceptible,
Contundente,
La huella de mi paso vehemente.
No hay ruta sin principio,
No hay rumbo sin final,
Aunque esté escondido
En el gris de una tímida tormenta
Que no sabe si viene o si va.