De cara al horizonte: junio 2016

martes, 28 de junio de 2016

Palabras para vivir

Las palabras se escapan de su boca
desde el fondo de su alma,
mientras su corazón palpita libre
para encontrar la paz.

Con cada suspiro, el aire se tiñe
con un fuerte deseo,
el que inunda sus venas con
su fuerte vitalidad.

En cada paso, el suelo tiembla,
a cada segundo, a cada instante,
la vida pasa por ella mientras
la consume con intensidad.

No hay muro tan grueso
que le pueda frenar,
ni tan alto para que su sombra
la pueda ocultar.

No hay bache tan profundo
ni amplio para enterrar
la fuerza con que sus pies
avanzan sin parar.

Se hace la noche, cae la oscuridad,
y sus ojos brillan antes de claudicar
al sueño que Morfeo
le intenta contagiar.

En sueños, su corazón sigue latiendo,
su sangre arrastra por su cuerpo
la firme voluntad de vivir siempre
buscando la felicidad.

Entre las sábanas descansa
un espíritu libre,
un alma que recorre el mundo
de punta a punta sin descansar,
exprimiendo la esencia de la vida
que en cada esquina del tiempo
alguien decidió guardar.

martes, 14 de junio de 2016

El lienzo sin color

Y qué más daba si se iba o si no,
qué importaba anestesiar el corazón
si, al sentir el calor en sus venas,
volaba enloquecida su imaginación.

Lejos, sin rumbo, sin sentido,
hasta llegar a la nada y caer,
y entre sollozos recoger después
los restos de un sueño roto.

El suelo seguía en su sitio,
las paredes, imperturbables, también,
pero su ardiente y mutilador desvarío
lo convertía todo en amargo aire vacío.

Sentado en la penumbra del salón,
se preguntaba dónde estaba la razón
cuando la necesitaba, cuando su cuerpo,
drogado, lo teñía todo de negro carbón.

Abría los ojos para ver el gris, rosa,
y descubrir, desolado, que nada era de color,
que no hay tiempo ni pincel
que pinte el oscuro lienzo del desamor.

Y el cielo, a sus pies, cayó,
y lo atrapó entre el suelo y sus anhelos,
como un pájaro encerrado para siempre
entre las rejas de su jaula de latón.

El tiempo se hizo nada, desapareció,
mientras intentaba olvidar lo inolvidable,
algo que jamás existió, algo tan real
como el dolor de una cicatriz que se abre en el corazón.