Las palabras se escapan de su boca
desde el fondo de su alma,
mientras su corazón palpita libre
para encontrar la paz.
Con cada suspiro, el aire se tiñe
con un fuerte deseo,
el que inunda sus venas con
su fuerte vitalidad.
En cada paso, el suelo tiembla,
a cada segundo, a cada instante,
la vida pasa por ella mientras
la consume con intensidad.
No hay muro tan grueso
que le pueda frenar,
ni tan alto para que su sombra
la pueda ocultar.
No hay bache tan profundo
ni amplio para enterrar
la fuerza con que sus pies
avanzan sin parar.
Se hace la noche, cae la oscuridad,
y sus ojos brillan antes de claudicar
al sueño que Morfeo
le intenta contagiar.
En sueños, su corazón sigue latiendo,
su sangre arrastra por su cuerpo
la firme voluntad de vivir siempre
buscando la felicidad.
Entre las sábanas descansa
un espíritu libre,
un alma que recorre el mundo
de punta a punta sin descansar,
exprimiendo la esencia de la vida
que en cada esquina del tiempo
alguien decidió guardar.
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