huyendo sin mirar,
corriendo sin pensar.
Qué pudiste ver,
qué te hizo creer
que hallarías la paz.
Alma oxidada,
corazón ingenuo,
quiso encontrar la luz
en un callejón negro.
Quisiste volver
de donde te fuiste con miedo,
sentir el calor
en el peor y crudo invierno.
No regreses, nada hallarás,
aquí y allí, todo permanece igual.
Qué buscas, pobre insensato,
¿Consuelo? Vete, aquí no está.
Pues el dolor, el amor o la verdad,
todo aquello que llevas dentro,
siempre contigo están.
No hay distancia suficiente,
no hay tiempo infinito,
si el alma no es vehemente.
No busques dejar atrás
lo que está en tu interior,
impregnado en tus venas
y de raíz en tu corazón.
Inalterable, totalmente inerte,
indiferente a tu traición.
Lastre inútil, profundo dolor,
deja de huir o deja de llorar,
mas no pretendas encontrar la paz
escondiendo tus huellas con la arena
que el viento volverá a desenterrar.