ya no hay palabras
no hay nada que decir.
Tengo el alma llena
de pequeñas heridas
tontas.
Tengo la cabeza
repleta de incoherencias
como la rima de este verso.
Pues no es verso
sino prosa deforme.
Pues no es tristeza,
sino desconcierto.
No es nada,
o lo es todo,
porque en este mundo,
lo que no es, acaba siendo,
lo que todo ocupa, termina desapareciendo.
Porque así es la vida,
vasos llenos y vacíos,
pero nunca podremos
llenarlo del todo sin vaciarlo.
Y esa es la lección
que el corazón nunca aprende,
pues para el es evidente
que si de sangre llena su alma,
su vida ha de estarlo de calma.
Busco despejar la fórmula
y dejar sola la incógnita,
y sin querer me quedo
matemáticamente sólo.
Y sin querer, o tal vez,
queriendo,
me pierdo y os regalo
un poco de mi incoherencia.
Pero no es vuestro día,
y no esperáis regalo,
por eso no me extrañaría
que no me deis la mano.
Hoy me gustaría
decir que no tengo razón
y poder pedirte perdón.
Hoy me encantaría
que no hubiera suturas,
y todo fuera cordura.
Pero si fuera así,
tal cual,
hoy no sería hoy,
ni sería mañana.
Hoy sólo sería un capítulo
de un cuento que jamás
llevará el título de la vida.
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