Y la vida volvió a la tierra,
pero de forma distinta
a como, de ella, emergió.
El viento se llevó tus cenizas,
y tu ser, en el todo se perdió,
y se hizo uno con el mundo.
Y en cada una de esas cenizas,
una historia, un momento y un lugar.
Años y años que, sin decir nada,
se pierden en el tiempo y en la infinidad.
Tu sangre se hizo polvo
que ahora alimenta la tierra,
el aire las llevó donde quiso,
donde tú querías estar.
Un corazón fuerte y vigoroso
que regaló cada latido
a quien lo escuchó.
Y ahora que no estás,
mi corazón, el de muchos,
late con el eco del tuyo.
Y ahora que te has ido,
tus palabras, tu recuerdo,
llena con tristeza un vacío.
Y así, la vida volvió a la tierra,
los años se perdieron en el viento,
y del fondo de un lugar
perdido en el monte,
varias rosas y un árbol,
y un puñado de historias,
harán de tu paso por el mundo
algo eterno y puro.