De cara al horizonte: Matemáticas diferentes

miércoles, 23 de agosto de 2017

Matemáticas diferentes

Se me hace el corazón sangre
solo de pensar que pueda pasar,
que en algún momento no haya
nada más que un centímetro de aire.

Se me parten las venas por la mitad,
y la cabeza también, solo al imaginar
que pueda ser real, que un instante
se convierta, de repente, en la eternidad.

Ya no sé ni cómo respirar, ni para qué,
si el oxígeno hace tiempo que mi
cerebro abandonó, y sobrevive
de bocanadas turbias que llegan del corazón.

Qué fácil es coger el diccionario y arrancar
todas sus hojas, romperlas y tirarlas sin más,
y hacer con ellas una inmensa hoguera
en el que la palabra lejos arde sin piedad.

Qué difícil parece que la noche y el día se
puedan besar hasta fundirse en un ente
único que no se puede diferenciar, salvo
por el color de la luz y media mano de más.

Y si me tiembla la voz al pensar
que todo lo que empieza, puede acabar,
pero si pienso no siento, y eso me
asusta incluso más.

Sentir, dejarse llevar, vivir y olvidar,
o recordar, que uno más uno es dos,
pero todo depende de lo que quieras sumar.


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