domingo, 6 de febrero de 2011
Retales
Hace frío. Se mira las manos, tiene los dedos morados. O quizás no vea bien, quién sabe. ¿Qué remedio hay?¿Acaso tiene otra opción? Como si pudiera echarse a un lado y esperar entre arbustos y hierbajos, como si alguien le diera la oportunidad de pensárselo dos veces, de mirarse las heridas y con mimo curárselas. El camino tras ella desaparece y, si no comienza a andar pronto, la tierra se la tragará y en el oscuro olvido perecerá. Ahora empieza a nevar. En su caminar, su corazón dibuja en la nieve retales de sentimientos comprometidos, y cada pincelada le acerca a un sueño profundo en el que ni el amor ni la verdad tienen sentido.
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