De cara al horizonte: Nomadi and the wolf

miércoles, 13 de junio de 2012

Nomadi and the wolf

Uno nunca sabe en qué momentos la vida le deparará sorpresas, ni tampoco sabe si serán buenas o malas. A veces, de las peores experiencias se sacan las más valiosas lecciones, y en los momentos más malos aparecen las mejores oportunidades.
Y en esto que una mala experiencia y un perro intrépido dieron lugar a que dos personas encontraran uno de los mayores tesoros que el hombre puede encontrar jamás: la amistad. Y con ella, cosas que uno nunca olvida y que no pasan desapercibidas, ni siquiera aunque uno lo pretenda. Un abrazo a tiempo, una charla interminable, algunas 'bombas' a la luz de la Luna... son algunas de ellas.
Uno nunca sabe cuándo la vida le abrirá una puerta, por eso hay que estar muy atento para colarse cuan rápido se pueda. La última vez, alguien estuvo raudo cual lobo feroz y mereció la pena. Ahora un nómada recorre el bosque mientras el lobo se asoma entre los árboles y le grita: ¡Bu!, con la esperanza de arrancarle un susto y una sonrisa, aunque a veces el lobo sea quien se asuste cuando el nómada le pilla desprevenido.
Y entre susto y susto, ambos saben que durante su travesía, bajo la atenta mirada de las estrellas que reflejan la oscura claridad de las charcas y la siniestra belleza del bosque, uno siempre contará con la ayuda del otro.

Felicidades Bu, espero que la vida nunca deje de depararte sorpresas. Aprovéchala al máximo, que dicen que los lobos viven siete u ocho años, aunque seguro que los buenos viven más.
¡Hakuna Matata!


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