Y cuando uno la encuentra, en ocasiones ni siquiera se da cuenta, y entonces el tren pasa de forma estruendosamente sigilosa, dejando un hueco en el aire que el aire mismo rellena, y su único recuerdo será el viento que a su paso deja.
Y otras veces, la sorpresa sobrecoge al corazón, que se acurruca dentro del alma, que cierra los ojos sin querer nada ver. Y entonces el tren pasa de forma estruendosamente melancólica, con la sensación de dejarse cuentas pendientes entre los pulidos y brillantes raíles, de perderse entre las vetas de las traviesas que se esconden del Sol entre las piedras.
Pero hay veces en las que los ojos se iluminan e iluminan el alma, que a voces le grita al corazón que palpite más fuerte para poder seguir al tren que lleno de júbilo corre, y a su paso deja huecos que el aire intenta llenar, pero a los que la felicidad llega antes, inundándolo todo con su explosiva presencia.
Uno nunca sabe dónde va a encontrar la felicidad, porque esta puede estar en todos los sitios, incluso en una caja de cartón. Por eso, nunca se abandona la voluntad, nunca se pierde la esperanza, nunca se dice nunca, porque siempre todo puede pasar.
Con cariño para Laura.
Felicidades.
Dreams at the sky |
De regalo, esta canción que encontré el otro día y me gustó bastante.
1 comentario:
Gracias, muchas gracias, por la entrada, la canción y por ser como eres.
Gracias por ilusionarme y llenarme de energía.
Gracias por escucharme siempre que lo necesito y más.
Simplemente, gracias Ángel.
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