De cara al horizonte: Tormenta.

domingo, 7 de junio de 2009

Tormenta.

La oscuridad cubre el cielo, cielo roto. Los rayos iluminan en apenas un instante el mar infinito. Y en medio, el barco, mi barco. La mar, furiosamente bella, ruge por engullir cuanto queda de mí. Y mientras, el timón, vacío. No soy yo quien dirige la nave, no soy yo quien la controla. La tempestad, ansiosa, espera. Yo, impotente, cuento los segundos para yacer en el fondo, junto a los hierros de mi barco. Mis intentos de agarrar el timón son inútiles. Estoy a merced del viento y espero mi destino sentado, de cara al horizonte. Escupe, imbécil, entrega a la oscuridad aquello que te ilumina, lamenta eternamente el momento en que perdiste las riendas.

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