viernes, 17 de julio de 2009
Hijo de puta
Tirada en el suelo, encogida, en un intento de proteger su vientre, escuchó el portazo. Un golpe fuerte, resonante. Tras él, silencio, sólo silencio. Después, el mundo empezó a desmonorarse como un castillo de naipes, inexorable e inevitablemente. Lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, recorriendo sus pómulos amoratados, cayendo al suelo. Lágrimas tímidas primero, en la inconsciencia. Mas, una vez hubo comprendido el significado de la última hora, el llanto estalló, silencioso, pero abundante, al tiempo que, temerosa, susurraba debilmente: "Mi niño no, por favor, por favor." Una profunda herida se abrió en su pecho salvajemente, una herida de bordes rasgados, irregulares e inflamados, un agujero en su alma, que sólo el tiempo podría llega a cerrar algún día y que, hasta ese momento, se reabriría impredeciblemente para ahogarla en el dolor del recuerdo, de la pérdida. "Mi hijo no, por favor", clamaba desesperadamente. Un rayo de furia recorrió su cuerpo, traspasó sus venas y erizó su vello, mientras pensaba en ese hijo de puta que la pegaba, en ese hijo de puta borracho que amargaba cada día de su vida. Furia que pedía venganza, necesitaba venganza. Mas, un instante después, la determinación huyó de su cuerpo como gato huye de un perro. Algo, no se sabe qué, borró su furia y le infundió una extraña tranquilidad y conformidad. Casi inerte, poco a poco, se levantó. En el silencio de su tragedia, comenzó a barrer los restos de la injusticia. Apenas sintió dolor, ni si quiera tristeza, cuando, sentada en el baño, el agua se llevó a la oscuridad de las alcantarillas el fruto de su vientre. Vacía, indiferente, resignada, volvió al salón y se concentró en su tarea, olvidando para siempre que el que algún día pudo ser su hijo acababa de desaparecer por el retrete.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Felicidades, a cada cual mejor =)
Creo que es impresionante como se puede captar el dolor de la mujer a través de tus líneas.
Publicar un comentario