jueves, 14 de enero de 2010
Una burbuja grande y brillante
Y la burbuja estalló, salpicándolo todo de brillante sangre escarlata, disparando lágrimas a las paredes que dejaban en ellas un sendero rojo a su paso, absorbiendo el frío que fuera hacía, que dentro no se notaba. En mil pedazos quedaron las rosas rojas que pincharon el agua pomposa, en secas manchas las lágrimas del corazón desilusionado. Vívida imagen de un antes, de un presente, e incierto papel para colorear el futuro. Sonido sordo, seco, doloroso y llamativo. Los pájaros espantados echaron a volar en mil direcciones. Las ramas del árbol se balancearon tímidamente, despidiendo desoladas a las aves huidas. Llega la noche, la calma asustada. Al amanecer, alguien observa cauteloso por la ventana si los pájaros vuelven a cantar posados en las ramas del melancólico y desolado árbol.
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1 comentario:
Tienes alma de poeta. Me gusta mucho el texto. Estás encontrando un estilo muy personal. Un beso.
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