lunes, 6 de septiembre de 2010
Quién
Quién le iba a decir a la gota, libre y victoriosa, que llegaría a estrellarse violentamente contra el suelo, como quien se queda sin respiración, como cuando se va la luz sin avisar, y entre sombras contemplamos el tiempo sin pensar. Quién le iba a decir al Sol, triunfante y brillante en el cielo, que pasadas las ocho, se escondería vergonzosamente, amedrentado por una bella dama con cara de queso. Quién le iba a decir a los sueños, dulces e imaginativos, esplendorosos en su transcurrir, que acabarían saliendo por la puerta de atrás al sonar de un sórdido timbre de reloj. Quién te iba a decir a ti, vida grandiosa y magnífica, que llegaría tu final sin ni si quiera avisar, falto de modales, ni un adios o un hasta nunca jamás. Por eso, gotas futuras, disfrutad vuestro descenso mientras podáis, sin preocuparos de si lo hacéis bien o mal. Por eso, Sol madrugador, ilumina con cariño a tus criaturas saboreando cada rayo que das. Por ello, sueños nocturnos, fantasead cuanto queráis, sin pensar en el tiempo o en la realidad. Por esto, vida, agradece cada latir de tu corazón, cada respirar de tu pecho. Siente el tiempo pasar por tus venas sin cesar, que la vida tan pronto viene, tan pronto se va, y no malgastes ni un segundo pensando en lo que pueda pasar, que lo que el destino dicte, en su momento se sabrá, y es una pena dormirse en el viaje sin contar las lineas blancas que el bus se zampa al rodar.
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1 comentario:
Supongo que por eso no saben cual será su destino, porque si no podrían pensárselo dos veces y cesar todas sus acciones...
Lo importante es disfrutar del camino sin preocuparse de si vamos o no a llegar a la meta porque al final siempre hay alguna, aunque no sea la que en un principio esperábamos.
Hay que disfrutar de cada pasito que damos, es el único secreto para ser feliz.
Un saludo.
Oski.
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