miércoles, 19 de enero de 2011
El cuarto de los "te quiero" rotos
Esperé que llegaras con un ramo de rosas entre las manos y solo trajiste una sonora bofetada. Deseé que me dieras una carta de despedida y ni si quiera me miraste al decirme adiós. Quise que con delicadeza nos separáramos, con la dulzura de dos que se quieren pero no se pueden ver, pero tú te separaste como arrancándote una herida, levantando la piel y dejando la carne al aire. A fin de cuentas, quise tomarme un tazón de chocolate contigo, y tú me dejaste en la mesa una taza vacía, polvos de café y un paquete de azúcar caducado. Y yo, enamorado de ti, me bebí de un trago el café, sin azúcar ni leche, y ahora espero con los ojos abiertos de par en par a que vuelvas y los cierres con un beso de buenas noches. Pero nunca volverás, ni nunca habrá beso de buenas noches, y permaneceré para siempre con el alma en vilo, el corazón insomne y un cuarto desordenado lleno de "te quiero" rotos, sucios y mohosos, que nunca salieron de su envoltorio.
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1 comentario:
Pues para los cuartos desordenados, nada mejor que una buena escoba, recogedor y una bayetina Ballerina...
Hala, y a poner en orden las ideas - oops!! el cuarto...-
Ainssssssss!!
Un besín ;-).
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