Quiso luchar, quiso respirar, mantenerse agarrada a la vida, suplicar, pedir piedad, clemencia. Quiso vivir, vivir más, vivir para ver, para contar, para sentir. Pero se ahogaba, no podía mas. Sus pulmones cedían, su corazón se agotaba, y todo se volvía oscuro. Y pensó que las rosas eran bellas, pero sus espinas derramaban sangre ajena, y pensó que la mar era hermosa, pero tomaba para sus abismos vidas que no le pertenecían, y se acordó del amor y del odio, de la vergüenza y del atrevimiento, de cómo sonaban los pasos de una persona paseando pausadamente por un museo, del olor de la tierra mojada, de cómo lo bueno y lo malo hacen reir y llorar, de lo que le gustaba meter la mano en el bote de alubias, como si la sumergiera en un agua del cual podía sentir todas y cada una de sus gotas. Y quiso recordar tanto, y las rosas se apoderaron de tanta sangre, y el mar quiso acaparar tanto, que el cielo se hizo negro, la luz desapareció. Angustia, desesperación, sufrimiento, agobio, impotencia, cansancio. Paz.
Y la vida se convirtió en una fotografia de color sepia.
4 comentarios:
Estremecedor...
Creo que NECESITAMOS urgentemente que vuelva el taller de literatura porque tenemos demasiado aquí dentro.
Siempre me han gustado las fotos en sepia, no sé, te dan la sensación de que van a permanecer ahí siempre.
Me ha gustado mucho, si señó!
Qué nostalgia me causa éste texto.
Al final, me entremecí.
Pásate:D
http://palabrassintinta.blogspot.com
¡Qué tristeza!
Es un relato cargado de emoción, he tenido el corazón en un puño.
Un abrazo muy sereno
Naia
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