De cara al horizonte: Felicidades

lunes, 22 de marzo de 2010

Felicidades

Hoy cumple un año más y, aunque no esté allí, estoy seguro de que en algún momento del día soltará su típico: "Estoy vieja y pelleja". Pero la verdad es que en ese cuerpo habita un alma tan joven que, en comparación, yo parezco el abuelito de Heidi. Siempre quiere hacer cosas, cambiar, descubrir, probar. Y, aunque la vida no le ofrece muchas oportunidades, se aferra a ellas como a un clavo ardiendo. Es luchadora a más no poder y, aunque encuentre obstáculos, con su fuerza de voluntad es como si desaparecieran. A pesar de las tormentas, las malas rachas, los estómagos de vaca dilatados... aún sigue viva y coleando, nadando a contracorriente. Para mi es un milagro, una fueza sobrenatural. A veces me siento egoísta por confiar tanto en ella, porque eso aumenta más la carga que lleva a sus espaldas, y aunque es fuerte, no es justo abusar de su fortaleza. Es una persona que siempre da sin esperar recibir nada a cambio, e incluso a veces lo que recibe lo vuelve a dar.
Junto con papá, sois los mejores padres que jamás podría haber imaginado. Con vuestros fallos y con vuestras virtudes, hacéis de mi vida algo mejor.
Siempre me has dado lo que he querido, o al menos lo que has podido y, si por ti fuera, me darías todo lo que quisiera, por mucho que fuera, si creyeras que es conveniente y que me ayudaría a ser feliz. A veces creo que es más de lo que me merezco. Me apoyas en todo aquello que yo crea y siempre sé que puedo contar contigo.
Eres todo amor, amor a la vida, a las personas. Deberías quererte más a ti misma.
No sé cómo mas puedo expresar lo mucho que te quiero y que te admiro, y cuánto te debo. Sólo espero algún día poder recompensarte, comprarte una vaca nueva y tirar la vieja a la basura. Y con su estómago, hacernos un buen guiso.
Felicidades mamá.

5 comentarios:

Tau dijo...

No me debes nada, y nada de lo que me puedas pedir y yo te pueda dar será nunca demasiado para mí. Nunca llegará ese día en que puedas recompensarme porque todos los días desde que llegaste a mi vida son ese día; tú eres la mejor y mayor recompensa. Nunca tú o tus necesidades serán una carga pesada para mí; nunca serás egoísta por pedirme nada porque ese es mi compromiso como madre y es algo que hago con gusto y con satisfacción.
Me alegra que me quieras y me gusta que me admires, pero eso no es más que el reflejo de la admiración, el amor y el respeto que yo siento por ti.
Tú no me debes nada, más bien soy yo quien te debe la dicha de haber conocido contigo por primera vez el amor más puro y más bello que existe: el amor de una madre por sus hijos.
Gracias por este hermoso regalo de cumpleaños que me has hecho; pero, por encima de todo, gracias a ti por existir.
Un beso y un abrazo de Salomé.
Te quiero, hijo.

Mari dijo...

Es precioso leerlos a ambos.
(el resto del blog también da gusto leerlo, eh?)

Besos desde Buenos Aires.

Naia Marlo dijo...

¡Hermoso!..no hay muchas palabras que decir.
Los hijos sois un regalo maravilloso, unos maestros, el amor incondicional por excelencia. Sois seres maravillosos, Felicidades Salomé.

Os dejo un abrazo muy sereno a los dos,
Naia

Recuerdos olvidados dijo...

si, lo de la nada fue un poco una tonteria fruto de la lectura de un libro.
Pero antes había nada, pero entonces llego el todo ¿no? y mientras haya todo no hay nada

Naia Marlo dijo...

Hola Ángel, hace tiempo que no veo texto nuevo en tu blog..espero que te encuentres bien..De todas formas desde aquí te envío mucha fuerza y luz, tanto si estás rebosante de alegría como si no lo estás tanto..

Te dejo un abrazo sereno, silencioso y canela,
Naia