jueves, 11 de marzo de 2010
La importancia de comer bien
Cuenta la leyenda que hubo una vez un hombre que ansió con todas fuerzas coronar la cumbre más alta de la tierra. Se imaginaba a sí mismo una y otra vez, llegando a la cima y alzando la vista al cielo, tocándolo con los dedos. Llegado un día, el intrépido escalador que nunca había escalado, decidió partir a la aventura. Amigos, vecinos, conocidos, gentes de todo tipo y condición le apoyaron, aun cuando el pobre hombre jamás habia levantado un pie más de medio palmo sobre la tierra. Sin dudar ni un sólo instante, se plantó en el fondo del valle, delante de la montaña, y comenzó a escalar sin vacilación alguna. Poco a poco fue escalando, no sin sufrir percances. De vez en cuando se arañaba con una roca, o resbalaba al apoyar el pie. Al principio, se reponía y sacaba fuerzas sobrehumanas para seguir. Pero el día fue pasando lentamente, y sus heridas cada vez eran más, y menos los metros que subía. En su fuero interno, su alma clamaba piedad, sometida a la tiranía de la ilógica razón. La noche cayó como un manto de oscuridad con motas de estrellas. Y en la negra espesura, a la luz de la luna, comprendió, no sin dolor, que nunca quiso escalar esa montaña. Cayó en la cuenta del engaño que durante años se había forjado en sí mismo, pegado como una lapa, nublándole la vista. Todo él se vino abajo, sus músculos, su fuerza, su corazón. Y al poner el siguiente pie en un saliente de la pared, resbaló. Pero ya no quiso agarrarse más, no quiso luchar allí, en un campo de batalla que nunca fue suyo. Dejó las manos muertas, y los brazos flácidos, y el alma semincosciente. El resto corrió parte de la gravedad y el destino. Una hoja cayó de un árbol y la oscuridad, hambrienta, se la tragó. Esa mañana no había desayunado.
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2 comentarios:
Hay que tener mucho respeto a la montaña, la montaña es grande, la montaña tiene mucha fuerza.A veces, deseamos cosas en donde nuestra vanidad nos pierde, incluso nuestra propia vida.
Muy bueno.
Ángel, el nuevo blog de Andrea se llama: shine-briller.blogspot.com. Lo tengo colocado en mí página del blog.
Un abrazo muy sereno para ti,
Naia
y aunque hubiera seguido escalando tarde o temprano se hubiera dado cuenta de que la montaña no tenia cima.
Todos somos escaladores en el fondo :).
Un beso Ángel
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