Te busqué con miedo,
a oscuras, con recelo,
y al encontrarte, cobarde,
casi te pierdo.
Y al igual que la vida,
apareciste sin quererlo,
y como la misma vida,
ansiándote desespero.
No ves en mis ojos,
lo que grita mi alma,
lo que en mis venas arde
con furia, sin pausa.
En cada latido,
parece que muero,
en cada suspiro,
me hundo y me elevo.
Y así pasa el tiempo,
que ya no existe,
los segundos se pierden
se diluyen y se detienen.
En la soledad que me rodea
todos conocen tu nombre
que en sueños repito
pero despierto se esconde.
En el fondo de mi ser
pesan amargas las palabras,
que en mi boca se mueren
buscando salir intactas.
Me falta el aire,
que me rodea y ahoga,
que fuera me busca
y dentro me abandona.
Bajo mi piel retumba intenso,
desbocado, mi corazón,
que ya no me obedece ni pertenece.
En cada suspiro suena violento,
cada paso que a oscuras
di sin querer ver.
En cada segundo, que ya no existen,
se dibuja el desconsuelo
que siento si no estás aquí.
Te busqué sin querer,
en medio de la oscuridad,
y ahora que te encontré
la luz se esconde arrogante
para que no te pueda amar.
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