De cara al horizonte: Hielo y agua

viernes, 12 de febrero de 2010

Hielo y agua

Quiso ser, y queriendo se vio siendo. Y anheló llegar pronto al ser, y disfrutarlo, y quererlo y amarlo. Reprodujo cada instante del momento, cada hora y minuto, cada segundo futuro. Marchaba seguro de su ser, y apremiaba a la vida tomar para si lo que ya había tomado a hurtadillas. Y llegó el día D, la hora H, y permaneció de pie sobre hielo sólido esperando su premio. De pronto, lo sólido se desvaneció, el hielo se evaporó, y todo a su alrededor se hizo oscuro, melancólico. Se agachó en la espesa negrura para zurzir los agujeros de su alma, desgastada y roída, y escuchó las disculpas y la vergüenza. En el reflejo de la frustración disfrazada, contempló a la gemela vanidosa reirse de él. Abatido, desolado y derrotado, escogió el primer rincón que palpó a tientas, donde se dispuso a remendar los desmanes que la ingenuidad habían causado a su alma. En la intimidad de la noche ciega, derramó lágrimas secas, áridas, que fueron apagando el llanto de un dolor persistente y tenaz. Fue entonces cuando decidió que nunca más pasearía sobre el hielo, sin percatarse de que en ese mismo instante una placa de agua helada comenzaba a formarse, sigilosa y cruel, bajo un charco de polvo de lágrimas.

1 comentario:

Naia Marlo dijo...

Precioso...mi alma retumbaba mientras leía tus palabras. Sentía mucha aproximación, lo palpaba como vivido.

Un abrazo muy sereno para ti
Naia